Domus dei et porta coeli {flike}
Fuente:https://www.saludadiario.es/opinion/domus-dei-et-porta-coeli
Autor:Â Emilio Ramos Delgado
Mis compañeras, notablemente más jóvenes que yo, eran las encargadas de las sesiones de vacunación en las residencias de ancianos de nuestra zona de salud. Pero aquel dÃa todo coincidió para que yo fuera el médico de la jornada de vacunación en la residencia.
Llegaron más dosis de vacunas, ya estaban creadas las agendas de consulta y hacÃa más de siete dÃas que yo habÃa recibido la segunda dosis. TenÃa, por tanto, el 90 % de posibilidades de estar inmunizado frente al coronavirus. Se trataba de una actividad sin complicaciones. Los dÃas anteriores no habÃan surgido mayores contratiempos, y todo estaba preparado al detalle por la residencia y por Sacyl.
Llamaron de la Gerencia. Se retrasaba media hora el inicio de la vacunación… Aproveché el tiempo repasando los pacientes con los médicos de la residencia y pude apreciar de primera mano lo bien que se habÃan hecho las cosas en ese centro. Y empecé a sentir que habÃa emoción en el ambiente, entre los residentes y también entre los trabajadores, que esperaban ese dÃa muy ilusionados. Y me di cuenta de que era el último dÃa de vacunación. Por fin vacunados... Yo también me emocioné, porque sentà en mi piel su ansia de libertad después de un año sin poder salir, sin poder ver a sus seres queridos, un año temiendo enfermar y morir, como habÃa ocurrido con algunos de sus compañeros.
Cuando llegó el momento y los residentes comenzaron a desfilar tan ordenados, tan dignos, atentos a las instrucciones, colaboradores, arreglados y elegantes, me parecÃa que sus achaques habÃan desaparecido, que se movÃan sin dificultad, que oÃan perfectamente, que veÃan bien… Qué alegrÃa sentimos todos, qué suerte poder estar allà participando en esa ceremonia tan feliz y esperada.
A finales de marzo, también estaban ya vacunados todos mis pacientes ancianos en sus domicilios, vacunada la enfermera, los residentes y yo mismo. Se daban las condiciones y comenzamos a realizar, por fin, las visitas programadas a los domicilios, es decir, sin la solicitud expresa del paciente. Esperábamos tanto ese dÃa…
Y visitamos en primer lugar a M., que vive solo y con quien habÃamos mantenido contacto telefónico durante todo este tiempo. Visitamos después a J. y a H… Y de nuevo surgió la emoción. HabÃa transcurrido un año desde que tuvimos que confinarnos. Ir a las casas de los pacientes conllevaba un riesgo enorme de llevarles la infección por coronavirus. Un año desde que empezamos a contactar sólo por teléfono, a estar preparados si fuera preciso, pero también a temer que enfermasen, miedo a draculalespectacle.com al hospital, miedo a tanta soledad.
Cuando volvÃa para casa, pensaba que la sociedad habÃa conseguido una proeza, obtener vacunas útiles contra el coronavirus en sólo un año de tiempo, pero no para todos. Me acordaba de las gentes que conocà trabajando en Bolivia, San Javier, en la comunidad de BerlÃn-Los Troncos y en el barrio Plan 3000 de Santa Cruz de la Sierra. Y recordaba también la reflexión recogida en el artÃculo escrito el 7 de abril por la Dra. Gloria Alonso, La llamada de la vacuna. Hasta el año 2023 no era previsible que se vacunaran allÃ. ¿Cuántos enfermarÃan antes de vacunarse, cuántos morirÃan y en qué condiciones se podrÃa realizar su asistencia?
Y reflexionaba sobre las lúcidas palabras de Joan Benach:
"A mediados de marzo de 2021, se habÃan puesto en el mundo unas 330 millones de vacunas (apenas 4,5 dosis por cada 100 personas), pero en muchos paÃses no habÃa aún ningún vacunado. ¿Por qué? Pues porque aunque las inversiones en la investigación de vacunas son básicamente públicas, su producción y comercialización está en manos privadas debido al acuerdo de 1995 sobre 'Derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio de la OMC' (TRIPS), que impone los intereses de las multinacionales farmacéuticas sobre los Estados, sobre todo del sur global, dependientes de las patentes y licencias sobre productos, vacunas y fármacos. La geopolÃtica sanitaria que impone el complejo médico farmacéutico financiero global ('Big Pharma'), defiende sus intereses con una gran influencia sobre los Estados, controla el consumo masivo de fármacos y tecnologÃas sanitarias y genera enormes beneficios. La India, Sudáfrica y 90 paÃses más han tratado de suspender los acuerdos de propiedad durante la pandemia, pero la Unión Europea, EEUU y otros paÃses anglosajones se opusieron. El director de la OMS afirmó que "el mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico" que "se pagará con las vidas de los paÃses más pobres". Añadiendo que "si no podemos hacer exenciones durante tiempos difÃciles y bajo condiciones sin precedentes, ¿entonces cuando?" (1)
Debemos ser conscientes en el mundo rico y privilegiado de que las consecuencias de esta pandemia no son todavÃa plenamente perceptibles. Son inimaginables en toda su amplitud. Sin actuaciones a nivel mundial basadas en la igualdad de oportunidades ante ésta y todas las demás enfermedades, todos perdemos. Si permitimos circular libremente el virus por la mayor parte del mundo por carencia de vacunación, estaremos preparando el terreno para la aparición de mutaciones que, aunque ahora sigan sin perder su eficacia a las vacunas, en el futuro pueden dejar de serlo. Por equidad y por egoÃsmo, es imprescindible que las vacunas lleguen por igual a todos los rincones del mundo. Y esto no puede ser una opción, es una obligación.
*Domus dei et porta coeli es la inscripción de las palabras del Génesis que figuran sobre la puerta de entrada de la preciosa iglesia jesuÃtica de las misiones de la ChiquitanÃa boliviana. Se usa aquà como metáfora de lugar de acogida a todos.